Bajo la lluvia
Por Maru
COMO UN RESPLANDOR EN TUS OJOS
COMO UN LATIDO AL CAER DE LA TARDE
COMO UNA MALICIA EN MI CUERPO
COMO SI ABSOLUTAMENTE ME PUSIERA A PRUEBA
COMO UNA FRIALDAD EN TU ADMOSFERA
COMO UN ESCALOFRIO EN MI CORAZON ENAMORADO
La noche era calurosa y húmeda, el verano estaba cerca de la ciudad de Tokio. A esas horas de la noche todos dormían con la esperanza de que alguna brisa inundara sus sueños, incluyendo los habitantes del dojo Kamiya, los únicos dos habitantes: Kenshin Himura y Kaoru Kamiya.
No hacía más de un mes de que Sanosuke Sagara había partido rumbo a China, huyendo de la justicia japonesa. De que Megumi Takani hubiera regresado a su pueblo natal, Aizu, en busca de su familia, la cual tal vez nunca encontraría. Y Yahiko, bueno, Yahiko tenía bastante tiempo viviendo en la casa que Sano le había dejado para que viviera allí y no molestará a Kenshin y a Kaoru.
Hacía más de un mes que la pesadilla de la venganza de Enishi había terminado.
Así que estaban solo ellos dos ocupando las enormes extensiones del dojo Kamiya.
Kaoru se revolvió entre las mantas de su futón soñolientamente, quizás inconscientemente tratando de apartar las frazadas para recibir algo de la brisa que entraba por su ventana, cuando una fuerte resequedad en su garganta interrumpió sus sueños; aun adormilada se levanto de su futón sintiendo como la tela de su ropa, al igual que algunos cabellos se pegaban a su cuerpo a causa del sudor. Con pasos torpes camino fuera de su habitación a través del vestíbulo, guiada solamente por los rayos de la luna que se filtraban a través de las puertas y ventanas de la casa dándole luz.
La cocina estaba en penumbras y guiándose con las manos llego hasta el recipiente donde el agua fresca estaba, allí había bastante agua. Kaoru sonrió. De seguro Kenshin había llenado el recipiente con agua del pozo antes de acostarse, siempre tan dulce y servicial.
Tomar agua fue para Kaoru como si su cuerpo retomara la vitalidad y la energía que había perdido por culpa del calor y la sed, sintiéndose contenta camino nuevamente por el vestíbulo, la casa parecía que había acumulado un calor infernal con los días.
Kaoru se sentó en el porche, pensando en recibir un poco más de la suave brisa que había, el ambiente tenía un fresco olor a plantas y a lluvia, con tanto calor era normal que esta se acercara.
Unas cuantas gotas resbalaron del cielo a la tierra, cayendo algunas en el proceso sobre Kaoru que sonrió contenta sintiendo con alivio como la lluvia comenzaba a caer abundantemente sobre su cuerpo, quitándole el calor y trayendo a su mente el rostro de un rurouni pelirrojo.
LLEGA LA NOCHE ASPERA
COMO SI ME HICIERA MORDER LA ARENA
SUAVEMENTE EN MIS LABIOS ENORGULLECIDOS
NO QUERRAS BEBER ALGO DE VINO?
La brisa anunciando la lluvia movió suavemente algunos cabellos rojos que enmarcaban el rostro de su propietario mientras sus ojos, de un suave y tranquilo malva observaban con satisfacción la figura que se movía grácil mente bajo la lluvia.
El sonido de suaves pasos lo habían sacado de su siempre ligero sueño, su instinto siempre alerta le había prevenido que estuviera seguro de que todo estaba bien en la casa, sin preocuparse en cubrir su torso desnudo a causa del calor tomo su espada y salio sigilosamente de su habitación.
Ahora se encontraba viendo, escondido tras la oscuridad de la noche a la joven niña, no, mujer que jugaba inocentemente con la lluvia que bañaba su rostro, su cabello negro y suelto y su cuerpo, su kimono mojado colgaba de su cuerpo de las maneras más interesantes… pero mejor no pensar en eso ahora.
Kaoru volteó cuando se dio cuenta de que alguien la miraba. Un suspiro de alivio casi inaudible salió de sus labios cuando reconoció a la persona y sonrió abiertamente feliz.
- ¡Mou! Kenshin me asustaste- dijo viendo como el pelirrojo abandonaba su escondite bajo las sombras de la casa, dejando en el proceso su espada sobre la tierra sin darse cuenta mientras se acercaba a ella bajo la lluvia.
- Lo siento mucho Kaoru- dono, no fue mi intención asustarla, solo quería asegurarme de que todo estaba bien
- Ah bueno…- murmuro Kaoru notando que el torso del espadachín estaba totalmente al descubierto, empapándose más con cada segundo que pasaba, Kaoru volteó el rostro y agradeció que fuera de noche por que si no Kenshin hubiera notado el fuerte rubor que cubría sus mejillas.
Las últimas semanas Kaoru se había encontrado ruborizándose con cada acción que el pelirrojo hiciera, incluso cuando Kenshin la saludaba Kaoru sentía sus mejillas arder. Era algo tonto por que ella ya le tenía la suficiente confianza como para haber superado esa etapa de niña adolescente pero ahora parecía haber retrocedido varios años. Y ella mejor que nadie sabía la razón. Era amor. Pero no el mismo amor que le tenía a Yahiko o a Sanozuke, ese amor era un amor fraternal, de hermanos; el amor que Kaoru le tenía a Kenshin era el amor que una mujer le profesaba a un hombre, sin barreras ni discriminaciones, solo amor, puro y sincero. No es que ella no lo supiera antes, solo que últimamente lo había sentido más latente en su pecho, claro que el hecho de que Kenshin fuera su única compañía en la casa era una gran influencia.
- Kaoru-dono, mejor entre a la casa antes de pescar un resfriado- dijo Kenshin suavemente, deseando saber los pensamientos que pasaban por la cabeza de la joven kendoka.
- Hace mucho calor y el agua esta fresca ¡ven!- dijo Kaoru sonriendo juguetonamente mientras le tomaba la mano a Kenshin y comenzaba a moverse alegremente bajo la lluvia.
Y ese simple toque, ese simple contacto de sus pieles, los hizo estremecerse hasta el fondo de sus seres.
Kenshin reía suavemente mientras era guiado por la suave mano de Kaoru bajo la lluvia que a cada momento caía con más fuerza. Ella era tan linda, tan linda y tan inalcanzable como las estrellas, ella era una estrella que había llegado a alumbrarle el camino en medio de la oscuridad que era su vida. Se veía tan hermosa sonriendo bajo la lluvia, con su kimono empapado pegándose a su perfecta figura iluminada simplemente por la luz de la luna que cada vez se hacia menos a causa de las nubes que traían consigo la lluvia. Y era la única que había logrado traer de vuelta a su corazón un sentimiento que ya creía olvidado, una emoción que sintió solo una vez en la vida, tan fuerte y tan hermosa.
Sus risas y su alegría habían logrado sanar un poco la herida que su corazón tenía implantada, y habían logrado alivianar la carga de la cruz que llevaba en su mejilla, solo ella, Kaoru, había logrado que él olvidara por completo su pasado aunque fuera un segundo y que olvidara que con las manos que deseaban acariciar su rostro habían muerto cientos de personas.
El era indigno de hacerlo, era incluso indigno de pensar en ella como otra cosa que la dulce joven que le había ofrecido un hogar, una familia (algo dispareja) y una calma a su corazón. El solo estaba allí para protegerla, protegerla de todos lo males y hasta de él mismo, porque él era el peor de los males, la causa de todos sus sufrimientos, él era quien traía todos los males y todo el sufrimiento a ese lugar, porque su pasado estaba maldito como él y su obligación era protegerla aun a costa de su vida.
- ¿Kenshin?- pregunto Kaoru dudosa por segunda vez, parando su juego y acercándose al pelirrojo que por alguna u otra razón había abandonado su sonrisa y se había perdido en su mundo interno. Sus ojos tristes, Kaoru conocía casi todo de Kenshin, sabía por sus ojos cuando estaba triste, feliz, preocupado, tranquilo, sabía cuando la miraba con cariño, con inocencia y con travesura, incluso conocía esa mirada de enojo y furia, esa mirada a la que ella tanto le temía.
- Kenshin ¿estas bien?- le pregunto ella acercándose más y colocando sus manos mojadas sobre las mejillas empapadas del pelirrojo.
Kenshin la vio, preguntándose si estaba bien que él le hiciera caso a sus sentimientos y dejara todo pensamiento racional a un lado. El toque de sus manos suaves en sus mejillas hicieron que su corazón latiera con fuerza, sus ojos brillando preocupados por él bajo la luz de la luna, su voz suave y dudosa, su piel tan empapada como la de él, el suave rubor en sus mejillas y la cercanía de sus rostros alejaron todo pensamiento que la parte racional de su cerebro le dijera y siguió lo que en ese instante el corazón le ordenó.
Sin saber ni entender porque, con un simple movimiento de su cabeza sus labios se unieron por primera vez. Dulce. Fue lo primero que sintió Kenshin, sus labios eran tan dulces como la miel y tan suaves como los pétalos de una rosa.
Kaoru estaba sorprendida por este acto tan impulsivo del rurouni, pero luego de tranquilizarse se sintió inmensamente feliz, feliz y tan nerviosa, su cuerpo temblaba por completo y no era culpa de la fuerte lluvia que ya azotaba contra sus cuerpos, era su primer beso y era con Kenshin, con la persona que mas amaba en el mundo! ¡con Kenshin!
Kenshin estaba muy sorprendido, tanto por su acto como por que ella le estaba correspondiendo, si, sabía que ella lo quería, pero y si lo quería como un amigo… ¡pero no! ella le estaba correspondiendo su beso, disfrutando esa caricia hasta lo más profundo como él, no lo había golpeado por su atrevimiento y no le había dicho que él era el ser más indigno en el universo para fijarse en ella, que sus manos estaban manchadas de sangre… pero… ‘no me importa tu pasado’ ahí estaba otra vez, su dulce voz resonando en su mente, a ella no le importaba su pasado…
Sus labios se separaron porque desgraciadamente sus pulmones necesitaban con urgencia algo de oxigeno. Sus respiraciones tan cercanas, creando un ambiente tibio a pesar del frío de la lluvia que calaba sus cuerpos.
Kaoru se abrazo inmediatamente a él sintiendo el calor de su pecho y hundiéndose en el, Kenshin cerró sus brazos sobre su espalda, aun sorprendido por todo, su boca se abrió en un intento de pedir disculpas pero Kaoru lo evitó susurrando sobre su pecho.
- shh… no digas nada Kenshin… fue muy hermoso, lo que hiciste- murmuro levantando su rostro y encontrando sus labios en un beso suave, algo torpe e inexperto pero no por eso dejo de ser un beso hermoso, lleno de amor y ternura, lleno de hermosos sentimientos, y Kenshin en ese momento se olvido de todo, de su espada, de su pasado de sus fantasmas.
...
UNIDOS EN UNA NOCHE DE LUNA LLENA
PARA SIEMPRE UN HOMBRE Y UNA MUJER
DAMA INTENSA DAME TU AMOR
DAMA EXTRAÑA NECESITO TU AMOR
Aun no puedo creer todo lo que esta pasando. Es como un sueño del que nunca quisiera despertar. No me di cuenta cuando habíamos abandonado el porche bajo la fría lluvia hasta que sentí la tibieza de las mantas de mi futón en mi espalda.
Kenshin me sonrió, dándome la confianza que necesitaba en ese momento para luego besarme, un beso suave y tierno que fue cambiando a medida que pasaban los segundos, transformándose en un beso lleno de pasión y deseo, una pasión y un deseo que se me contagiaron al instante desatando emociones que creía desconocidas hasta ahora.
Sus fuertes brazos me apretaron fuertemente contra su pecho, ahondando más el beso, nuestras lenguas en un juego de conocimiento mutuo y nuestros alientos mezclándose en un elixir de dulce sabor.
Sus manos dando apacibles caricias a mis brazos todo el tiempo; sentí que sus labios querían abandonar los míos pero yo tome su cabello mojado entre mis manos y presione su cabeza hacía mi, impidiendo que me dejara y profundizando ese beso más…
AQUELLOS TRISTES OJOS QUE MUESTRAS A VECES
NO SE SI SON CIERTOS O SI MIENTEN
DAMA GENTIL DAME TU AMOR
DAMA SENSIBLE NESCESITO TU AMOR.
Aun no puedo creer que puedo tocarla, sentirla tan cerca he íntimamente, sabiendo que ella me ama tanto como yo la amo. Mi Kaoru no me permite abandonar sus labios y me obliga dulcemente a seguir con el juego.
Lastima para ti y para mi, ambos tenemos que respirar un poco.
Sonrío al ver como sus mejillas están algo sonrojadas. Es tan dulce. Mi mano va hacía su mejilla y la acaricia suavemente como lo que es, una flor que hay que tratar con mucha delicadeza porque si no puede perder su encanto, aunque en el fondo yo mejor que nadie se que no es así, sé que no es débil, sé que es la persona más fuerte y determinada que conozco en el mundo.
Su suave mano se posa sobre la mía y acaricia mi piel con su dedo pulgar, y pienso… pienso… ¿es posible que alguien que acabo con tantas vidas, que causo tanto sufrimiento tenga el privilegio de tomar algo tan puro, de disfrutar del placer de los besos de una criatura tan pura he inocente como Kaoru…?
No.
Yo no podía adueñarme de su pureza y su candidez, yo no podía ponerla en peligro porque todo lo que yo tocaba se convertía en un blanco perfecto para las personas que me odiaban que me odian aun… ¿y si tenía que volver a dejarla? ¿y si pasaba otra vez? ¿si la perdía a ella también? ¿Y si aparecía alguien más y se la llevaba como lo hizo Enishi? ¿Y si esta vez no teníamos tanta suerte y su preciosa vida le era arrebatada? Yo no me lo perdonaría nunca, y ya nada ni nadie podría sacarme de ese pozo…
TU ALARDEAS EN TU ADEMAN
Y EN MI INTERIOR BAILA UN AMOR ENTUSIASMADO
Desvió sus ojos de mí con un manto cubriendo sus suaves pupilas lilas, otra vez estaba pensando en su pasado, en su maldito pasado que no lo dejaba ser feliz ¿por que no quieres ser feliz Kenshin? Estas triste, lo veo en tus ojos y veo el miedo y la incertidumbre, yo también tengo miedo Kenshin pero se que estarás conmigo siempre ¿verdad? ¿Verdad que si? ¿Verdad que nunca me dejarás? No después de hoy…
- Kenshin… te amo- le dije, y él se volvió a verme
COMO UN SUSURRO TE PEINAS EL CABELLO
COMO UN DESTELLO RECLUYES TU PIEL
COMO HACIENDO UN JUEGO DE PALABRAS
ME TOMAS Y JUEGAS CONMIGO.
(continua abajo)